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Divisi�n de la Ciudad de Buenos Aires, hecha en el a�o de 1794...

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Divisi�n de la Ciudad de Buenos Aires, hecha en el a�o de 1794 (20 barrios).

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T�tulo	Divisi�n de la Ciudad de Buenos Aires, hecha en el a�o de 1794 (20 barrios)
Autor	Manuel Ricardo Trelles
Fecha	1794
Fuente	Horacio A. Difrieri, Atlas de Buenos Aires, Tomo II, Mapas y planos.
Cr�ditos	-
Zona	De Puerto Nuevo a Ex Ciudad Deportiva
Tema	Arquitectura y Urbanismo
Medio	Mapa
Categor�a	-

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�Hace diez a�os que se dio principio a la construcci�n de las obras del puerto �hoy casi del todo terminadas, �y sin embargo, todav�a no se ha dado comienzo a la formaci�n del barrio mar�timo comercial que parec�a su l�gica consecuencia. Se dec�a que este barrio estaba llamado a surgir como por evocaci�n de un genio y se habl� un...

27 de octubre de 1897

�Recorrer todos estos palacios significa literalmente dar la vuelta al mundo. Todos los pueblos est�n representados y los enemigos conviven unos al lado de los otros. Como en el principio de las cosas, el esp�ritu divino se cierne sobre este universo de hierro�.

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�En 1871 los propietarios de las fincas situadas en lo alto de la Barranca de Belgrano escrituraron y donaron para paseo p�blico los terrenos que hoy lo forman, creyendo asegurarse as� a perpetuidad el frente al r�o que se extend�a a sus pies y que todav�a hoy llega no lejos de all�, cuando las grandes crecientes inundan el bajo. M�s...

27 de diciembre de 1942
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�En el Parque Japon�s se realiz� anoche la fiesta con que obsequiaba a los miembros de la prensa el directorio de las exposiciones internacionales, con motivo de la pr�xima inauguraci�n. Orientado en la direcci�n del Paseo de Julio, con ubicaci�n dentro de las seis hect�reas de terreno comprendidas entre la l�nea del ferrocarril Central Argentino, Callao y Recoleta, aquel tiene...

3 de febrero de 1911
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�En opini�n de muchos, el Parque Japon�s es mejor y m�s completo que el de Coney Island, el Luna Park de Par�s, o la gran White City, de Londres, por cuyo triunfo merece el autor del proyecto, se�or Zucker, una entusiasta felicitaci�n, que haremos extensiva al director general, se�or Richard Savade, por el acierto demostrado en la organizaci�n interna del...

15 de febrero de 1911

�Para tener una idea cabal del progreso de la metr�poli, nada mejor que observar una fotograf�a antigua. Las estad�sticas, los libros, las informaciones de testigos veraces: nada tiene el valor convincente de la fotograf�a. Convence en primer t�rmino a los ojos, que son los �rganos casi exclusivos para interpretar a Buenos Aires. A Buenos Aires se lo interpreta con los...

Tempo americano de la...

Ezequiel Mart�nez Estrada

�Cuando se nos ense�� a mirar con atenci�n rincones y tozos insignificantes de la ciudad con el ojo fotogr�fico �una caja de f�sforos junto a la rueda de un coche, un pedazo de puerta al sol, una pierna que sube la escalera, comprendimos que nuestros ojos est�n ciegos. No nos sirven nada m�s que como lazarillos para cruzar las calles,...

Ezequiel Mart�nez Estrada

�El r�o de la Plata antes de llegar al puerto se acicala por �ltima vez; viene desliz�ndose poderosamente desde las selvas primitivas; en seguida arroja a un lado los camalotes y se pone a maniobrar transatl�nticos. Deja, para internarse en el oc�ano con otras muchas cosas que se van, riberas gloriosas de belleza y denuedo. Primeramente se le crey� un...

Las cuatro caras

Ezequiel Mart�nez Estrada
Geograf�a, Naturaleza

�El pobre de otros pa�ses sobrelleva una pobreza hist�rica y hereditaria: en la pobreza hay tambi�n sus mayorazgos (�) Nuestro pobre ha fracasado, ha hecho un intento frustrado. Tiene verg�enza y nosotros lo despreciamos. Cuando el pobre ha perdido la posibilidad de ganarse el pan, cuando rueda al siguiente c�rculo infernal de la desocupaci�n, se convierte en un ser repulsivo;...

Los duendes de las...

Ezequiel Mart�nez Estrada
Arquitectura y Urbanismo

�Los domingos, al caer la tarde, llegan a las estaciones trenes cargados hasta rebosar, de excursionistas que han pasado el d�a en las riberas, refresc�ndose. Los trenes sueltan esa carga que vino api�ada, estruj�ndose uno contra otros, sudorosos, en los pasillos, en las plataformas, en los estribos. Un hacinamiento de seres humanos y todos los consiguientes contratiempos del alborozo. Cantan,...

Ezequiel Mart�nez Estrada
Sociedad, Recreaci�n

�El valle del Tempe, tan celebrado de los antiguos por su amenidad, era un peque�o territorio muy f�rtil y de clima benigno, situado en la Tesalia, parte de la antigua Grecia que hoy pertenece a la Turqu�a europea con el nombre de Romelia� Barthelemy, que redujo a breves y brillantes p�ginas cuanto los griegos dijeron de su Tempe, parece que...

El Tempe de Grecia

Marcos Sastre
Geograf�a

�La arqueolog�a� es, hasta hoy d�a, inapelable: hasta la llegada de los espa�oles en la costa sur del r�o, donde est� ahora Buenos Aires, y en sus inmediaciones, no hab�a nadie. �Lo que sobrevivi� a las �ltimas glaciaciones� hombre, animal o planta, evitaba invariablemente las proximidades llanas y anegadizas del r�o. �nicamente pululaba la fauna ambigua, h�meda y reptante de...

Juan Jos� Saer
Geograf�a, Naturaleza

�Desprovisto de �rboles, de piedra, de fauna cineg�tica, de metales preciosos, en ese lugar siempre se estaba de paso. Era pobre no �nicamente por la ausencia de recursos que permiten sobrevivir, sino pobre en su aspecto, est�ticamente pobre, con los dos desiertos, el terrestre y el acu�tico, yuxtapuestos casi sin soluci�n de continuidad, como si en los l�mites de uno...

Juan Jos� Saer
Geograf�a, Naturaleza

�Tan ancho era el r�o que acababa de descubrir que, despu�s de haber probado sus aguas, Sol�s lo llam� Mar Dulce. Ese ox�moron prueba que, desde el lugar que abordaban, estaban dispuestos a aceptar de buena gana los prodigios. Debieron pasar varios siglos antes de que los europeos se decidan a descartar la leyenda americana, la ilusi�n de que lo...

Juan Jos� Saer
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�Uno de los m�s perfectos incipit de la literatura nos transmite la atracci�n invencible del Palais-Royal: �Haga buen o mal tiempo, tengo la costumbre de pasear a eso de las cinco de la tarde por el Palais-Royal. Yo soy aquel que se ve siempre so�ando en solitario, sobre el banco d�Argenson. Discurro conmigo mismo de pol�tica, de amor, de cosas...

Voces del Palais-Royal

Roberto Calasso
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�A consecuencia de la confusi�n bab�lica de las lenguas, Dios comenz� a crear monstruos, como si la deficiente correspondencia de las palabras con las cosas creara en �stas deformaciones cada vez mayores�.

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Roberto Calasso
Im�genes de referencia

�Baudelaire le propon�a a su madre Caroline encuentros clandestinos en el Louvre� Era una invitaci�n irresistible, que se hace extensiva a quienquiera que la lea. Se puede responder a esa invitaci�n vagando por Baudelaire como por uno de los Salons sobre los que escribi� �o incluso como por una Exposici�n Universal. Encontrando de todo, lo memorable y lo ef�mero, lo...

La oscuridad natural de...

Roberto Calasso
Im�genes de referencia

�1 / Las paredes que caen bajo el redoble / de la piqueta /dejan en orificios / ver la luz de / jardines y de alcobas / que quedaron inm�viles / y que son hoy ins�litos bald�os. / Una cama de hierro envuelta por las hiedras / que fue lecho de pasi�n y tormento, prado de sue�os truncos, / hoy...

H�ctor Ciocchini
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�Im�genes del viejo Paseo de Julio �A pesar de la sala sucia y oscura / de gentes y de l�mparas luminosa, / si quiere ver la vida color de rosa / eche veinte centavos en la ranura. / Y no ponga los ojos en esa hermosa / que frunce de promesas su boca impura. / Eche veinte centavos en la ranura...

Eche veinte centavos en...

Ra�l Gonz�lez Tu��n
Sociedad, Recreaci�n

�Juro que no por deliberaci�n he vuelto a la calle / de alta recova repetida como un espejo / de parrillas con la trenza de carne de los Corrales, / de prostituci�n encubierta por lo m�s distinto: la m�sica. �Puerto mutilado sin mar, encajonada racha salobre, / resaca que te adheriste a la tierra: Paseo de Julio, / aunque recuerdos m�os,...

El Paseo de Julio

Jorge Luis Borges

�Treviranus indag� que le hab�an hablado desde Liverpool House, taberna de la Roue de Toulon -esa calle salobre en la que conviven el cosmorama y la lecher�a, el burdel y los vendedores de biblias�.

La muerte y la br�jula

Jorge Luis Borges

�Ninguna otra ciudad, que yo sepa, linda con un secreto archipi�lago de verdes islas que se alejan y pierden en las dudosas aguas de un r�o tan lento que la literatura a podido llamarlo inm�vil. En una de ellas, que no he visto, se mat� Leopoldo Lugones, que habr� sentido, acaso por primera vez en su vida, que estaba libre,...

Las islas del Tigre

Jorge Luis Borges
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�La v�a larga, estrecha y obscura se extend�a ante �l, bordeada por tenduchos s�rdidos, por cafetines y tabernas llenas de musiquillas que nunca enmudec�an. �Veinte idiomas chocaban bajo las arcadas sombr�as; �speras figuras vagaban sin cesar por la v�a misteriosa. Hombres de todas las razas se codeaban all�. Los aventureros andrajosos que salieron del vientre de las naves parec�an haberse dado...

Las cigarras del hambre

H�ctor Pedro Blomberg
Sociedad, Recreaci�n

�Fue para m� un deslumbramiento miliunanochesco, y me sent� m�s de una vez en una sola pieza, Simbad y Marco Polo, Aladino y Salom�n, mandar�n y daimio, siam�s y cowboy, gitano y mujik; y en ciertas noches contemplaba cerca de la torre Eiffel, con ojos despiertos, panoramas que s�lo hab�a visto en sue�os�.

Historia de mis libros

Rub�n Dar�o
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�Buenos Aires: Cosm�polis. Y ma�ana�.

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Rub�n Dar�o