“Para tener una idea cabal del progreso de la metrópoli, nada mejor que observar una fotografía antigua. Las estadísticas, los libros, las informaciones de testigos veraces: nada tiene el valor convincente de la fotografía. Convence en primer término a los ojos, que son los órganos casi exclusivos para interpretar a Buenos Aires. A Buenos Aires se lo interpreta con los ojos porque ha sido construido para ser visto. Y de ahí el poder de fascinación que ejerce: mirando la ciudad se inhibe la facultad del raciocinio y uno niega o afirma en estado hipnótico.
“Cuanto se refiere a su embellecimiento exterior, a su extensión o altura, no nos conmueve en nuestra incertidumbre de hombres de llanura. En cambio sí la fotografía, como si viéramos su doble. Es su más fehaciente documento histórico y psicológico, por las mismas razones que la tarjeta postal es su credencial auténtica. Hay quienes creen que Buenos Aires es un álbum”.
“Cuanto se refiere a su embellecimiento exterior, a su extensión o altura, no nos conmueve en nuestra incertidumbre de hombres de llanura. En cambio sí la fotografía, como si viéramos su doble. Es su más fehaciente documento histórico y psicológico, por las mismas razones que la tarjeta postal es su credencial auténtica. Hay quienes creen que Buenos Aires es un álbum”.
Detalle del texto
Título | Tempo americano de la ciudad |
Autor | Ezequiel Martínez Estrada |
Fecha | - |
Fuente | La Cabeza de Goliat, 1981, Tomo 1, p. 21. |
Créditos | - |
Zona | - |
Tema | - |
Medio | Ensayo |
Categoría | - |
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