Eche veinte centavos en la ranura
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“Imágenes del viejo Paseo de Julio
“A pesar de la sala sucia y oscura / de gentes y de lámparas luminosa, / si quiere ver la vida color de rosa / eche veinte centavos en la ranura. / Y no ponga los ojos en esa hermosa / que frunce de promesas su boca impura. / Eche veinte centavos en la ranura / si quiere ver la vida color de rosa. / El dolor mata, amigo, la vida es dura, / y ya que usted no tiene hogar ni esposa / si quiere ver la vida color de rosa / eche veinte centavos en la ranura.

“Lamparillas de la kermesse, / títires y titiriteros. / Volver a ser niño otra vez / y andar entre los marineros / de Liverpool y de Suez. / Teatrillos de utilería. / Detrás de esos turbios cristales / hay una sala sombría: / Paraísos artificiales.

“Cien lucecitas, maravilla /de reflejos funambulescos. / Aquí hay mujer y manzanilla, aquí hay olvido, aquí hay refrescos. / Pero sobre todo mujeres / para los hombres de los puertos / que prenden como alfileres / sus ojos en los ojos muertos.

“No debe tener esqueleto / el enano del Sarrasani / que bien parece un amuleto / de la joyería Escasany. / Salta la cuerda, sátala, / ojos de rata, cara de clown, / y el trala, trala, tralalá / ritma en tu viejo corazón.

“Estampas, luces, musiquillas, / misterios de los reservados / donde entrarán a hurtadillas / los marinos alucinados. / Y fiesta, fiesta un poco idiota / y tragicómica y grotesca. / Pero otra esperanza remota / de vida miliunanochesca…

“¡Qué lindo es ir a ver / la mujer / la mujer más gorda del mundo! / Entrar con un miedo profundo / pensando en la giganta de Baudelaire. / Nos engañaremos, no hay duda, / si desnuda nunca muy desnuda, / si barbuda nunca muy barburda / será la mujer. / ¡Qué lindo es ir a ver / la mujer / la mujer más gorda del mundo!

“Y no se inmute, amigo, la vida es dura / con la filosofía poco se goza. / Si quiere ver la vida color de rosa / eche veinte centavos en la ranura”.

“Nota del autor: Del viejo Paseo de Julio, hoy avenida Leandro N. Alem, sólo quedan las típicas recovas y uno que otro fondín. En el tramo que va de la calle Bartolomé Mitre a la avenida Córdoba tuvo su auge en los años veinte –y hasta 1932– la más extraña e intensa actividad diurna y nocturna. En los insólitos comercios de toda índole abundaban los llamados salones de novedades en cuyo hall había máquinas con ranuras. Mediante veinte centavos y girando una manivela podía verse paisajes fantásticos de lejanos países, fotografías de artistas, postales más o menos pornográficas, etcétera. En el interior se ofrecían espectáculos de variedades, a veces esbozos de lo que hoy se llama strip-tease, toda clase de números trucados, y se exhibían fenómenos: la mujer barbuda, la mujer más gorda del mundo, el tipo más enano, el más alto, etcétera. Ese clima alucinante inspiró este poema de adolescencia”.
Detalle del texto
Título Eche veinte centavos en la ranura
Autor Raúl González Tuñón
Fecha -
Fuente El violín del diablo, 1926.
Créditos -
Zona De Puerto Nuevo a Ex Ciudad Deportiva
Tema Sociedad,
Recreación
Medio Texto literario
Categoría Utopía,
Miseria
Etiquetas
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