“La sagacidad criminalística, unida a la amable negligencia del “flâneur”, da el boceto de Mohicans de Paris, de Dumas. Su héroe se resuelve a entregarse a las aventuras persiguiendo un jirón de papel que ha abandonado a los juegos del viento. Cualquiera que sea la huella que el “flâneur” persiga, le conducirá al crimen. Con lo cual apuntamos que la historia detectivesca, a expensas de su sobrio cálculo, coopera en la fantasmagoría de la vida parisina. Aún no glorifica al criminal; pero sí que glorifica a sus contrarios y sobre todo a las razones de la caza en que éstos le persiguen. Messac ha mostrado cuál es el empeño en aducir en esto reminiscencias de Cooper. Lo más interesante en la influencia de Cooper es lo siguiente: que no se la oculta, sino que más bien se hace de ella ostentación. En los Mohicans de Paris citados, dicha ostentación está ya en el título; el autor promete al lector abrirle en Paris una selva virgen y una pradera. El grabado del frontispicio del tercer volumen muestra una calle poco transitada entonces y llena de maleza; la leyenda de tal vista dice: “La selva virgen en la Rue d´Enfer”. El prospecto editorial de la obra abarca esta relación con una floritura de gran aliento en la que nos permitimos presumir la mano de un autor entusiasmado consigo mismo: “París – los mohicanos… estos dos nombres rebotan uno contra otro como el ‘quién vive’ de dos desconocidos gigantescos. A ambos los separa un abismo; y éste está sacudido por las chispas de esa luz eléctrica que tiene su foco en Alexandre Dumas”. Ya antes, Féval había colocado a un piel roja en aventuras urbanas. Tovah es su nombre y logra, durante un paseo en berlina, arrancar la cabellera a cuatro acompañantes blancos sin que el cochero lo advierta en absoluto. Les Mystères de Paris señalan ya al comienzo a Cooper, prometiendo que sus héroes de los bajos fondos parisinos “no están menos apartados de la civilización que los salvajes que Cooper representa tan acertadamente”. Pero es esencialmente Balzac quien no se cansa de referirse a Cooper como ejemplo. “La poesía del terror, de la que están llenos los bosques americanos en los que tribus enemigas se encuentran en los senderos de la guerra, esa poesía, que tan bien le viene a Cooper, se adecua exactamente hasta en los mínimos detalles a la vida parisina. Los transeúntes, los comercios, los coches de alquiler o un hombre que se apoya en una ventana, todo ello interesaba a la gente de la guardia de coros de Peyrades tan ardientemente como un tronco de árbol, una guarida de castor, una roca, una piel de búfalo, una canoa inmóvil o una hoja que se mueve interesan al lector de Cooper”.
Detalle del texto
Título | El París del Segundo Imperio en Baudelaire |
Autor | Walter Benjamin |
Fecha | - |
Fuente | Poesía y capitalismo, 1972, p. 56-57. |
Créditos | - |
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Tema | - |
Medio | Texto teórico |
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