“El término “atlas” (…) ha sido definido desde fines del siglo XVI como un formato de libro que compila y organiza el conocimiento geográfico y astronómico. Sabemos que este formato recibe su nombre de una colección de mapas de Mercator, de 1585, que tenía una portada en la cual se mostraba una imagen de Atlas, el titán de la mitología griega que sostiene las columnas del universo en el umbral donde los días se encuentran con las noches. Pero más tarde, en el siglo XIX, el término fue extendiéndose cada vez más, para identificar cualquier exposición tabulada de conocimiento sistemático y, así, podría haberse encontrado un atlas en casi todos los campos de las ciencias empíricas: un atlas de astronomía, de anatomía, geografía y etnografía, e incluso los textos escolares presentaron luego cartas de plantas y animales (…) En el siglo XX, cuando la confianza en el empirismo y la aspiración a sistemas positivistas comprehensivos disminuyeron, el término “atlas” pareció caer en un uso más metafórico.
“De tal manera, encontramos el más importante ejemplo de esta tendencia alrededor de 1927, en un proyecto monumental que evidencia reunir formas identificables de memoria colectiva: el Mnemosyne Atlas fue concebido en 1925 por el historiador Aby Warburg (…), fue activamente desarrollado en 1928 y continuado hasta su muerte en 1929. Warburg intentó trazar un mapa de la continuidad de experiencias históricas primarias o traumáticas a través de varias capas de transmisión cultural (su foco originario fue la recepción y transformación de “dinamogramas” o “Pathosformeln” de la antigüedad clásica en la pintura del Renacimiento (…)
“Aunque el erudito dejó el proyecto en un estado inconcluso, al momento de sus muerte Warburg había ensamblado más de sesenta paneles con más de un millar de fotografías, De acuerdo con sus aspiraciones, registradas en su diario, el Menemosyne Atlas no sólo trazaría formas de memoria social y colectiva, mediante el mapeo de series de motivos recurrentes que él había identificado con el notable término de “fórmulas de pathos”, sino que el Atlas (…) llevaría a cabo un proyecto materialista de construcción social de la memoria por medio de reproducciones fotográficas de una gran variedad de prácticas de representación. El Atlas de Warburg reiteraba así el desafío a la compartimentación rigurosa y jerárquica de la disciplina de la historia del arte, intentaba abolir los métodos y categorías de descripción exclusivamente formal o estilística y, lo que es igualmente importante, corroía los límites disciplinarios entre las convenciones (y el estudio) del arte elevado y la cultura de masas (…)
“Kart Foster, el responsable de la futura edición en inglés de los escritos de Warburg, describe la colección de la siguiente manera:
“Aquí, frente a frente, hay relieves de la antigüedad tardía, manuscritos profanos, frescos monumentales, tarjetas postales, pliegos sueltos, fotos recortadas de revistas y dibujos de viejos maestros” (…)
“Wolfgang Kemp ha sido el primero en señalar que el proyecto de Warburg de una organización y presentación de vastas cantidades de datos históricos sin ningún comentario textual podría recordarnos los procedimientos de montaje surrealista. De este modo, el Atlas de Warburg también entra inevitablemente en una comparación con otro proyecto extraordinario e inconcluso de montaje de fines de la década del 20, un ensamble textual que había intentado reconstruir una memoria analítica de la experiencia colectiva en el París del siglo XX. Benjamin asoció su proyecto de los Pasajes con las técnicas de montaje del surrealismo y lo identificó explícitamente en esos términos cuando escribió: el ‘metodo de esta obra es el montaje literario. No tengo nada que decir, sólo mostrar’”. (pp. 9-13).
“De tal manera, encontramos el más importante ejemplo de esta tendencia alrededor de 1927, en un proyecto monumental que evidencia reunir formas identificables de memoria colectiva: el Mnemosyne Atlas fue concebido en 1925 por el historiador Aby Warburg (…), fue activamente desarrollado en 1928 y continuado hasta su muerte en 1929. Warburg intentó trazar un mapa de la continuidad de experiencias históricas primarias o traumáticas a través de varias capas de transmisión cultural (su foco originario fue la recepción y transformación de “dinamogramas” o “Pathosformeln” de la antigüedad clásica en la pintura del Renacimiento (…)
“Aunque el erudito dejó el proyecto en un estado inconcluso, al momento de sus muerte Warburg había ensamblado más de sesenta paneles con más de un millar de fotografías, De acuerdo con sus aspiraciones, registradas en su diario, el Menemosyne Atlas no sólo trazaría formas de memoria social y colectiva, mediante el mapeo de series de motivos recurrentes que él había identificado con el notable término de “fórmulas de pathos”, sino que el Atlas (…) llevaría a cabo un proyecto materialista de construcción social de la memoria por medio de reproducciones fotográficas de una gran variedad de prácticas de representación. El Atlas de Warburg reiteraba así el desafío a la compartimentación rigurosa y jerárquica de la disciplina de la historia del arte, intentaba abolir los métodos y categorías de descripción exclusivamente formal o estilística y, lo que es igualmente importante, corroía los límites disciplinarios entre las convenciones (y el estudio) del arte elevado y la cultura de masas (…)
“Kart Foster, el responsable de la futura edición en inglés de los escritos de Warburg, describe la colección de la siguiente manera:
“Aquí, frente a frente, hay relieves de la antigüedad tardía, manuscritos profanos, frescos monumentales, tarjetas postales, pliegos sueltos, fotos recortadas de revistas y dibujos de viejos maestros” (…)
“Wolfgang Kemp ha sido el primero en señalar que el proyecto de Warburg de una organización y presentación de vastas cantidades de datos históricos sin ningún comentario textual podría recordarnos los procedimientos de montaje surrealista. De este modo, el Atlas de Warburg también entra inevitablemente en una comparación con otro proyecto extraordinario e inconcluso de montaje de fines de la década del 20, un ensamble textual que había intentado reconstruir una memoria analítica de la experiencia colectiva en el París del siglo XX. Benjamin asoció su proyecto de los Pasajes con las técnicas de montaje del surrealismo y lo identificó explícitamente en esos términos cuando escribió: el ‘metodo de esta obra es el montaje literario. No tengo nada que decir, sólo mostrar’”. (pp. 9-13).
Detalle del texto
Título | Atlas/Archivo |
Autor | Benjamin Buchloh |
Fecha | - |
Fuente | Pasajes Nº 3, 2002, pp. 9-13. |
Créditos | - |
Zona | - |
Tema | Imágenes de referencia |
Medio | Texto teórico |
Categoría | - |
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