“Ahora llagamos a la cuestión fundamental de todo atlas: ¿de qué hay que trazar un mapa? Respuesta evidente: de los seres, los cuerpos, las cosas… que no se pueden concebir de otra forma. ¿Por qué no dibujamos nunca, efectivamente, las órbitas de los planetas, por ejemplo? Porque una ley universal predice sus posiciones; ¿de qué nos serviría un mapa de carreteras en caso de movimientos y situaciones previsibles? Basta deducirlos de su ley. Sin embargo ninguna regla prescribe el dibujo de las costas, el relieve de los paisajes, el plano del pueblo en que nacimos, el perfil de la nariz, ni la huella del pulgar… Se trata de singularidades, identidades, individuos, infinitamente alejados de toda ley; se trata de la existencia, decían los filósofos y no de la razón.
Así pues, las simulaciones que llamamos retratos, reproducciones o representaciones pasaron, durante mucho tiempo por atrasados ante principios ausentes o imposibles de encontrar”.
Así pues, las simulaciones que llamamos retratos, reproducciones o representaciones pasaron, durante mucho tiempo por atrasados ante principios ausentes o imposibles de encontrar”.
Detalle del texto
Título | Atlas |
Autor | Serres, Michel Serres |
Fecha | - |
Fuente | Atlas, 1995, p. 17 |
Créditos | - |
Zona | - |
Tema | Imágenes de referencia |
Medio | Texto teórico |
Categoría | - |
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